En este nuevo Día Internacional contra los Monocultivos de Árboles, volvemos a denunciar los graves impactos resultantes de plantaciones a gran escala de eucaliptos, pinos, palma aceitera y otras especies y hacemos llegar nuevamente nuestro apoyo a los pueblos impactados por ellas.
Numerosos territorios de África, Asia y América Latina están siendo invadidos y apropiados por grandes empresas -nacionales y extranjeras- para destinarlos a la plantación de monocultivos de árboles a gran escala, con el objetivo de producir materia prima abundante y barata para varias industrias (celulosa, madera, energía, caucho), así como para servir en el mercado de carbono.
Numerosos territorios de África, Asia y América Latina están siendo invadidos y apropiados por grandes empresas -nacionales y extranjeras- para destinarlos a la plantación de monocultivos de árboles a gran escala, con el objetivo de producir materia prima abundante y barata para varias industrias (celulosa, madera, energía, caucho), así como para servir en el mercado de carbono.
Como en toda invasión, no sólo participan los actores más visibles (empresas y Estado en este caso) sino toda una serie de cómplices -visibles e invisibles- que la hacen posible. En la invasión plantadora, cumplen un rol fundamental empresas consultoras, Naciones Unidas (encabezados por la FAO) instituciones financieras privadas y multilaterales, entre otros. El maquillaje del posterior desastre social y ambiental queda a cargo de esquemas de certificación como PEFC, FSC, RSPO y otros.
La invasión y apropiación del territorio resulta en la reducción drástica de tierras disponibles para la producción de alimentos, así como la desaparición de frutos, fibras, maderas, medicinas, carnes, mieles, hongos que antes se obtenían abundantemente.
A la destrucción de la flora y fauna se suma la degradación y/o desaparición del Agua, como resultado de la acción combinada del uso masivo de agrotóxicos, de su consumo excesivo por parte de los monocultivos, de obras de drenaje y de procesos de erosión del suelo.
En poco tiempo las comunidades locales son despojadas de todos los recursos de los que hasta entonces disponían y su territorio pasa a ser ocupado por miles y miles de árboles de una sola especie que sólo resultan de utilidad para la empresa que los plantó. La comunidad queda en situación de dependencia con respecto al poder económico y político de la empresa.
La oposición silenciosa siempre está presente, cada vez que las condiciones lo hacen posible surgen procesos de resistencia contra las plantaciones, lo que normalmente resulta en enfrentamientos con empresas y con el aparato represivo del Estado (Policía, Gendarmería). Dependiendo de muchos factores, el resultado puede ser el éxito o la derrota, en ambos casos las comunidades pagan un precio muy elevado: hostigamiento, golpizas, violaciones, encarcelamiento y hasta asesinatos.
Dada la desigualdad de fuerzas entre las comunidades locales y la fuerza empresa/Estado, resulta de vital importancia el apoyo externo -nacional e internacional- y el hacer visible la lucha como forma de generar mejores condiciones para el éxito de la resistencia.
En este nuevo Día Internacional contra los Monocultivos de Árboles, hacemos un llamado a redoblar esfuerzos por apoyar la lucha de quienes hoy resisten contra la invasión de sus territorios por parte de empresas plantadoras. Al mismo tiempo, exigimos a las agencias nacionales e internacionales que desistan de promover un modelo como éste que ya ha demostrado hasta el hartazgo ser social y ambientalmente desastroso.
Sandra Nicosia
Ambientalista -Posadas
Fuente: http://www.territoriodigital.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario